
En el Día Mundial de la lucha contra el sida, las acciones son las mismas: hallar la cura, aumentar los programas de educación sobre la prevención y la prolongación de vida gracias a los tratamientos retrovirales. Sin embargo, se sigue propagando la enfermedad. Sin señalar culpables, la lección es la precaución y solidaridad con los que la padecen. Y la esperanza se mantiene igual, sin importar qué: la radicalización.
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